LA VITAMINA D NO ES LA HORMONA DEL HUESO, SINO LA DE LA VIDA.

   Ciencia y salud

   Conferencia congreso nacional Vit. D

Ni el déficit de vitamina D es un problema exclusivo de países nórdicos ni los huesos son los únicos beneficiarios de este componente. En España, alrededor del 40% de la población tiene hipovitaminosis D, lo que repercute no sólo en la salud ósea, también en el desarrollo de otras patologías como tumores y eventos cardiovasculares. Hay estudios que incluso apuntan que niveles adecuados de esta hormona ayudaría contra el Covid-19. 

 Un dato curioso: nuestro organismo sólo destina el 20% de esta vitamina al metabolismo óseo. «El resto (80%) está destinado a otras misiones», aclara Francisco López Medrano, médico del servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid). «Contribuye al aumento de una serie de proteínas en diferentes tejidos» y esto se asocia con «disminución de diabetes, de riesgo cardiovascular, de infecciones, enfermedades autoinmunes». Incluso cáncer. Este último capítulo es controvertido. Existe literatura científica que parece demostrar que niveles bajos de vitamina D se relacionan con un incremento de tumores, concretamente de colon, mama y próstata. Un ensayo clínico publicado recientemente en la revista JAMA Network Open señalaba que los suplementos de esta hormona reducían el riesgo a desarrollar cáncer avanzado en adultos. Sin embargo, otros  trabajos destacados en The New England Journal of Medicine (NEJM) llegaron a conclusiones contrarias, asegurando que el aporte extra no reducía enfermedades cardiovasculares ni casos de cáncer ni diabetes. Estos análisis tienen letra pequeña que conviene valorar, asegura López Medrano. Las personas incluidas en estos estudios no sufren hipovitaminosis D. Todos disfrutaban de niveles adecuados. Es decir, la conclusión que se extrae es que tener más o menos cantidad dentro de los niveles recomendados no marca ninguna diferencia en cuanto a dichas enfermedades. «Esto nada tiene que ver con nuestros pacientes, que muchísimos no llegan ni a 10». Según recomienda la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (Seen) y otras como la Sociedad Española de Investigación Ósea y del Metabolismo Mineral (Seiom), la medida adecuada se halla entre los 30 nanogramos por mililitro (ng/mL) y los 50 ng/mL. Por debajo de estas cantidades, ya se sabe que la absorción del calcio en el intestino se complica y empieza a producirse una disfunción: las glándulas paratiroideas liberan el calcio adquirido por el esqueleto, lo que debilita su resistencia y facilita la osteoporosis y las fracturas.

 Pero su efecto va más allá del hueso y esta es una de las ideas que han querido transmitir más de 200 especialistas reunidos el pasado mes de junio en la segunda edición del Annual Review of Congresses (ARC) en vitamina D. Aparte, han insistido en llamar la atención sobre la alta prevalencia del déficit de esta hormona en España. «Se trata de una patología que tiene una gran incidencia en todo el mundo, incluido en España, con un notable impacto en la salud», confirma Manuel Sosa, jefe de la Unidad Metabólica Ósea en el Hospital Universitario Insular de Gran Canaria. Por ello, insiste en que «es necesaria la colaboración de todos los especialistas implicados para obtener un mejor conocimiento de esta patología y, con ello, contribuir a mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes [...] La población general debería tener niveles adecuados de esta vitamina por sus múltiples beneficios para la salud».

 Uno de los últimos descubiertos tiene que ver con la disminución del riesgo de infecciones respiratorias e incluso mejor pronóstico de Covid-19. Así lo expone un estudio desarrollado en el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC), en el Hospital Reina Sofía de Córdoba. Sus conclusiones ponen de manifiesto que tener entre 40 y 60 ng/mL sería clave para luchar la hiperinflamación generada por la tormenta de citoquinas que acompaña a la infección por Sars-CoV-2. Por otro lado, sabiendo que el déficit de vitamina D altera el sistema inmune y su capacidad para defenderse de agresiones externas, se ha observado que al administrar vitamina D a las personas ingresadas por esta infección, éstas presentaban menos complicaciones y menor ingreso en las unidades de cuidados paliativos. 

 Los beneficios van más allá del hueso y la investigación continúa explorando esta vía. Hay trabajos que relacionan los niveles bajos con el aumento de riesgo de desarrollar sepsis (con independencia de otros factores) y con un aumento del riesgo de mortalidad. Con tales ventajas, convendría concienciar a la población e incluso desarrollar programas institucionales de suplementación como se hace en algunos países europeos. ¿Cómo mejorar los niveles? Hay tres vías posibles, pero no siempre aconsejables:

  1. Exponerse al sol ayudaría.
  2. Alimentos como el pescado azul también.
  3. Pero la solución más adecuada es «tomar suplementos, siempre bajo prescripción y control médico, como cualquier otro fármaco».

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